Roberto Ferri- Pintura Erótica-öleo |
Fue un flechazo a primera vista. Ella compraba unos
zapatos, el los despachaba. El primer contacto con su piel provocó
chispas en ambos recipientes mientras él con delicadeza, tomaba su
pie con una mano y con la otra introducía el pie en el zapato.
La tienda desapareció, junto con todos los elementos
y la gente que había dentro Sus ojos delataron el deseo exento de
preguntas. Defectos y virtudes, currículo y estado, posición y
carácter. Todo quedaba excluido en aquel deseo delator que les
imantaba.
-Si fuese mío el negocio, dijo él, le regalaría
estos zapatos, para que el cuerpo más bello del mundo pisará
eternamente mi corazón.
Ella, acostumbrada a los piropos consentidos y sin
sentido, soltó el pie de la mano que lo electrizaba y mirándole
fijamente a los ojos añadió.
-Si fuese suyo el negocio quizás no estaría
despachando, así que pagaré los zapatos y guardaré su pretensión
en mi monedero.
Pancho Alvarez-Pintura Erótica-Óleo |
Las luces volvieron a encenderse y la gente
reapareció. El mundo que les rodeaba, ajeno a la escena de amor que
se representaba, provocaba un murmullo de voces que sonaba como
música. El escenario se ilumino de colores y una alfombra color
carmesí se extendió bajo sus pies mientras avanzaban a cámara
lenta por el tramo que conducía a la caja.
La acompañó hasta la puerta decidido a no perder su
rastro.
_Quiere cenar conmigo esta noche?
Ella, con el vientre lleno de lepidópteros y
hormigueo en las piernas, le miro de soslayo mientras esbozaba una
sonrisa afirmativa con los labios y devoraba el cuerpo del postor con
los caninos y los incisivos.
-Acepto, pero yo elijo el restaurante.
Autor desconocido |
Así, con frases y deseos, hambre y pasión, se
iniciaba una relación en la cotidianidad de la vida que se prolonga
más allá de la extinción de todo inicio sin expectativas de
futuro. Servida la comida solo espera ser alimento, dejando un rastro
de nutrientes para subsistir y eliminando los desechos innecesarios.
La cena transcurrió plagada de romanticismo. La
conversación se alejaba de todo lo real, fantaseando a cerca de
paraísos y deseos de felicidad permanente. Ambos tejían un mismo
deseo y ninguno de los dos quería delatarse, así que mientras
saboreaban una cena para dos en un pequeño restaurante repostando
energías prestas a ser quemadas del modo más primitivo, no cesaron
de mirarse a los ojos, intuyendo que la noche sería extensa y
prolongada hasta el amanecer.
Pintura Erótica-Acuarela |
Son escenas que se representan minuto a minuto, día
tras día, año tras año, en el escenario de la vida, que maneja los
deseos a su antojo para perdurar en la supervivencia.
Adán y Eva dejaron el restaurante y flotando en una
nube de vapor incandescente salieron a la calle. Despedían un aroma
a carne en ebullición que contagiaba a los transeúntes, éstos
percibían el aroma y desviaban sus instintos hacia deseos
subterráneos y fecundos.
La decisión estaba tomada. El ritual se celebraría
en el apartamento de él.
Mientras entraban iban despojándose de las ropas, el
grado de ebullición, llegado al límite, desbordaba el deseo por
todos los poros de la piel, emanando un aroma a quemado, casi
chamuscado.
Se besaron entrelazando las lenguas, saboreando sus
respectivos paladares en las cavernas del amor. Se abrazaron,
arañaron, estrujaron, de arriba abajo, de abajo arriba, se
despojaron del miedo lanzándose a los abismos del origen, sepultando
la represión, ensalzando la bestialidad. Forcejearon cediendo a lo
excéntrico, reventando tabús, kamasutreando, regalando esencias y
posturas, desgastándose, rellenándose, vociferando susurridos y
reprimiendo gritos.
Servando Cabrera-Pintura Erótica- Óleo |
Así hasta el amanecer. Exhaustos, entre sabanas
desparramadas y restos de batalla donde el triunfo apalancó en deseo
temporalmente.
Abrieron los ojos hacia medio día. Corrieron a la
ducha y reincidieron. El agua caliente resbalaba como una catarata de
origen ancestral mojando el amor que insaciable, se dejaba vivir en
toda su intensidad química y e irracionalmente, como en una película
sin censura ni guion.
Alternaban el desgaste con la nutrición, así, entre
hambre y saciedad pasaron dos días encerrados en el apartamento.
Agotaron las existencias, se desparramaron por los
sentidos, ignorándolo todo de si mismos, sin antecedentes,sin
revisiones, exprimiendo la existencia para extraer el néctar del
subconsciente.
La chispa que encendió el fuego se consumía,
dejando un rescoldo de cenizas color cansancio.
Volver a la realidad fue cosa de segundos. Fuera la
vida era la misma, inevitable volver a la rutina convencional, al uso
frecuente de lo cotidiano, la vulgaridad de la necesidad, el
exterminio de la contemplación. La realidad.
Ella no volvió a la zapateria, él continuó
acariciando pies esperando una nueva descarga.
Historias precipitadas donde la pasión encuentra su
desahogo. Amores temporales que se agotan en su propio inicio.
Pasiones humanas que nos ayudan a conllevar las monotonías,
ahuyentar el estrés, soportar el vacío de la vida.
Desahogo de la carne que oculta el alma, aunque ésta
sigue subsistiendo bajo la piel que nos conmueve, receptiva, intacta,
incombustible.
1 comentario:
La fuerza del deseo nos hace tan reales!
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