jueves, 20 de febrero de 2014

CONSUMICIÓN-CONSUMACIÓN





ALICE NEEL

Que historia la nuestra, que destino más hambriento, siempre en eterna lucha para sostener el cuerpo. Diríase que el planeta entero padece hambre de canibalismo, devorando la propia materia con que se sustenta.
Una madre tras otra pariendo generaciones, hombres y mujeres batallando por amores que reclaman más vida; siglos, edades, tiempos que transcurren enterrando a sus muertos en espacios reducidos, justo la medida de un cuerpo.
Permanencia de huesos que amarillean en la penumbra, vacíos de tuétano, raídos y secos. Testimonio calcáreo sin conciencia de haber sido, ocupando un espacio de silencio entre los vivos, sustentando la permanencia de sus recuerdos.
Finalidad humana sin finalidad alguna; acaso tenga un fin concreto esta existencia nuestra, tan costosa y delimitada; acaso seamos portadores de existencias pasadas que vivieron en otras galaxias, en otros espacios dentro de un espacio común, lugares extinguidos que envejecieron solos sin dejar más huella que la nuestra.




ALICE NEEL

Identidades con idénticas anatomías, cuerpos que se sustentan con la fe y el egoísmo, con la esperanza y la mentira, rellenos de maquinaria, quemando constantemente combustible, cada vez más costoso, cada vez más escaso.
Ojos y bocas, oídos, orificios nasales, anos, vaginas y penes. Entrada y salida de flujos y necesidades.
Paladares que saborean sangre, narices que aspiran aire y resuellan miedo; bocas que hablan y profieren gritos, oídos que permanecen sordos al grito de las bocas; ojos que devoran paisajes inalcanzables, miradas perdidas en alguna razón sin lógica.
Anos que vacían materias desechables, combustión de la lucha que sustenta la vida. Vaginas que reciben penes, penes que inyectan, involucrándose en un juego de placeres y supervivencias.
 Una tras otra las vidas se suceden: nadie recuerda más allá de esos apellidos que tuvieron rostro, esos rasgos que nos cedieron nuestra anatomía, esas características que nos confieren una imagen diferente entre un sinfín de imágenes comunes.
Uno solo no cuenta para nada, un insignificante átomo tampoco. Es el conjunto la unión, el acoplamiento, la diversidad, el complemento; la minuciosa elección de la caprichosa casualidad que, incansable, diseña y elabora a cada segundo un nuevo soplo de inteligencia viva.
Tan difícil es la supervivencia como el entendimiento común. En cada rasgo humano existe un rasgo primitivo, un origen, un inicio de sospechosa procedencia, un comportamiento común que nos hace hermanos y enemigos, diferencias que nos separan, razas que nos seleccionan, perpetuidades que nos humillan, potencias que nos aplastan, sociedades que nos distinguen, religiones que nos sacrifican, leyes y tabúes, discriminaciones, intolerancias, acosos y derribos, recuperaciones y pérdidas.


ALICE NEEL
Todo históricamente gravado, perpetuado en la memoria del tiempo, en el transcurso de las horas que restan y multiplican vidas.
 Difícil averiguar de dónde venimos si ni tan siquiera sabemos porque estamos ni donde nos dirigimos.
Difícil coincidir en un todo cuando las experiencias nos ofrecen perspectivas diferentes, puntos de vista dispares, analogías sin coincidencia. Todos necesitamos lo mismo, pero el camino para conseguirlo exige bifurcaciones. Llegar… ¿Dónde?
¿Acaso sabemos cuál es la dirección correcta?
¿Alguien puede demostrar con certeza ser el poseedor de la verdad?
Existen tantas verdades como mentiras, tantos caminos como vidas, tantos desacuerdos como incidencias, tantas posibilidades como objeciones, tantos y tantos y tantos….
Falta tiempo, una sola vida, con tanto trabajo para sustentarla, no deja demasiado espacio para ser vivida.  Pero si tuviésemos diez vidas y conciencia de las anteriores, la tarea sería la misma, el cuerpo exige su ración diaria, el cuerpo no tolera el desgaste corrosivo ni la oxidación permanente, el cuerpo exige todas las atenciones, del cuerpo depende incluso el equilibrio emocional.
Y de repente el hombre se ennoblece emergiendo de la materia, tomando forma de vida, emulando la belleza, creando materia con su alma. Nace del arte y en el arte se identifica. Crea y compone, sonidos, formas, gestos, palabras. Emite y recibe, trasmite y expande.
Nace de un ser dentro de un ser, se eleva y sueña, edifica y permanece. Se inspira en la propia vida con sus deformes e informes, refleja su estado como mente, su idea como idealismo, se crece y reduce, amplia su consciencia y en algún lugar del universo el objetivo de la vida se eterniza.
                      

ALICE NEEL

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