martes, 1 de julio de 2014

LA PROFUNDIDAD DEL MIEDO





La profundidad del miedo es infinita, inconmensurable, indestructible.
Cada átomo tiene su porción, compartiendo espacio con la inteligencia para disuadirlo, la fuerza para soportarlo y la capacidad para reconocer su origen.
El miedo es un sentido añadido a la totalidad de los sentidos,todos ellos se resienten y deterioran con su efecto.
Se nos pone la piel de gallina, como primera reacción ante el miedo y el corazón acelera su ritmo. Hay quien se caga de miedo y también quien se paraliza.
Su capacidad de destrucción es tan grande que maneja la sabiduría del mundo y la convierte en pánico colectivo.
Es el coco que mece la cuna, la bruja piruja que devora niños desobedientes, el demonio, el fruto prohibido, los diez mandamientos, los experimentos irracionales, el poder, la bomba atómica...
Es el arma de destrucción masiva más eficaz, el encargado del mantenimiento interno, el dictador con más experiencia, más antigüedad y el causante del estancamiento evolutivo personal y social.



Es el primer síntoma que aparece, junto con el hambre; aliado con la oscuridad,
socio de la ignorancia, traficante del remordimiento.
Nadie se libra del miedo, es un factor añadido al cuerpo, como las extremidades los órganos y las vísceras, devorando lentamente su integridad, circulando por las arterias como un colesterol maligno, absorbiendo la médula hasta el cerebro, causando verdaderos estragos emocionales.
Nadie acude al médico por estar atacado de miedo, el mero hecho de acudir por otras causas ya provoca el miedo. Sin embargo es el virus que potencia el resto de enfermedades y a su vez son estas las que aumentan el miedo.
Existen métodos disuasorios para sacudirlo, para alejarlo y mantenerlo a raya. Todos ellos son atenuantes que actúan como engañabobos, con el consentimiento del bobo, ha veces desconoce el engaño, otras lo acepta.
Las drogas, los fármacos, el alcohol, en desproporción o como habito , son amigos que más tarde o más temprano reclaman su servicio, exigen mayor cantidad y abren las puertas del subconsciente apareciendo todos los miedos acumulados retenidos, más los añadidos por el malestar.
Todos los miedos derivan de un único miedo. El miedo a la muerte.

Afortunadamente la vida ofrece distracciones suficientes para evitar pensar constantemente en ella. Pero a la muerte le basta una décima de segundo para hacer acto de presencia y acabar en un suspiro con el suspiro.
Si pensásemos más asiduamente en la muerte corregiríamos detalles que nos conducen precipitadamente a ella.
Curiosamente cuando eludimos el miedo, cuando nos atrevemos a las temeridades más temerarias, cuando llenamos la mente con imposibles y nos obstinamos en conseguirlos cueste lo que cueste, cuando nos atiborramos de mierda ingerida y mierda obligada; en esas ocasiones envalentonadas donde nos enfrentamos al miedo sin conocer su arsenal...
Todo el trayecto de vida se ve amenazado por un fin común, no se salva nadie.
Pero ese trayecto está lleno de escollos, de malestar, de lucha, de incertidumbre e inseguridad. Es el trayecto lo que produce miedo, dolor y angustia. Con la muerte se acaban los miedos.




Existen,pero, verdaderos expertos en generarlo, esperpentos llenos de miedo que exteriorizan su miedo causando miedo a los demás.
Conocedores del mecanismo que lo acciona manejan dioses y dictaduras, siembran carencias y pregonan biblias y coranes, erigen ídolos de cartón piedra, de barro, de madera, materiales todos biodegradables ,como sus dioses.
Son los suministradores del pánico, los que mantienen un orden común que les favorece, adiestran mentes inyectando miedo, fomentan el machismo, la xenofobia, la incultura, el hambre. Trafican con experimentos químicos, virus, epidemias.
Ellos no creen en dios alguno, saben que no existe por eso no le temen ni a él ni a sus represalias.
Dios existe porque existe el miedo. La necesidad de que exista es por interés personal, todos le pedimos algo, todos confiamos en que resuelva nuestros problemas, todos esperamos milagros y reencarnaciones...no queremos perder nada de lo que tenemos, queremos volver una y otra vez, aunque sea para seguir soportando el miedo.


Con la muerte dejamos espacio para nuevas vidas, oportunidad para regeneraciones, posibilidad de evoluciones culturales que liberen las conciencias y descubran el potencial manipulador del miedo.
Y el universo se mofa de nosotros. Insectos espaciales hambrientos de nada y saciados de miedo. Indefensos planetarios que miramos al cielo esperando una luz que ilumine nuestras mentes, un retorno que colme nuestras ambiciones, una inmortalidad que garantice nuestra ignorancia.
En el origen de las estrellas esta el verdadero dios, la fuerza de la vida, el sentido de la nada. Aquello que hagamos bien sera la herencia futura,la religión sin ídolos, el bienestar y la sabiduría.
Grandes como somos ante la prepotencia ,e indefensos ante el miedo que nos consume, mortales ,al fin y al cabo.












2 comentarios:

My dijo...

Hola, pintora, ¿cuánto tiempo ha pasado, eh? Me gusta el lienzo que has pintado. Y ese es su título "la profundidad del miedo". Y estos sus colores: Mandela, Bretch, Gandhi y Cabral. El miedo se puede pintar sobre blanco. Es cuando de pronto nace el coraje para vérselas con el resto de colores. La vida es infinita, pero el miedo es destructible siempre que la sabiduría y los actos nobles sean la espada que los someta.

El miedo es necesario, nos hace más humildes, también crueles ante lo que no comprendemos. Es el arma de destrucción masiva más poderosa, lo has dicho bien, lo que limita. Pero a su vez eleva. Las águilas siempre vuelan alto.

Pensar en la muerte es pensar en la vida, recrearse en la muerte no ver con claridad el presente que tenemos ante nuestros ojos. El presente es la incertidumbre, pero con la muerte no se acaban los miedos, quizás los personales, pero no los del resto de la humanidad. "Ellos", somos nosotros, en definitva.

No creo que el universo se mofe de nosotros, pintora, él danza con su infinito y sus estrellas y la casa es tan enorme que no es extraño que el miedo ocupe un lugar en él. Somos mortales.

Sin emnbargo, hay que estirar del hilo para ir un poco más allá. Solemos ver hasta donde alcanza nuestra mirada. Y siempre es posible dar un paso más.

Embellecer la vida con nuestros pensamientos y actos (sobre todo), ayuda a liberar el corazón de esta tierra y de estas pequeñas hormigas que la habitan.

Montones de besos

My dijo...

Para ti, letra y canción.

http://letras.mus.br/scambo/406621/

Abraçada forta!