domingo, 22 de diciembre de 2013

EL CÉLEBRE PARTO DE LA NAVIDAD






Bien está que nos solidaricemos con el espíritu navideño. Es maravilloso que por unas horas la humanidad entera cese en su actividad bélica y en su xenofobia; que nos hermanemos como una sola familia procurando consumir el máximo para que estómago y mente se sientan equilibrados.
Es fantástico que ese espíritu implantado sistemáticamente siga consumiendo las calorías pertinentes para que el orden consumista consuma y haga prospero el crecimiento, compartiendo el placer de imaginarnos que todo anda sobre las ruedas de lo justo y  lo eficaz.
En todas las navidades que he vivido como adulta he reflexionado sobre lo positivo y lo negativo de su teatralidad, ese encanto ficticio que contagia a la humanidad de positivismo pasajero, ingenua transmutación de un estado a otro, donde sin mucho esfuerzo mental nos dejamos seducir por lo que,en nuestro subconsciente,deseamos con todas nuestras energías, pero que difícilmente llevamos a la práctica e intentamos  perpetuar.

La desviación antinatural  inculcada en la infancia por quienes no consiguieron aun desprenderse de viejos ritos y malsanas costumbres, educadores aferrados a sus inquebrantables dogmas y religiosidades, es un obstáculo que ,de no reflexionar con inteligencia y una visión real de la existencia, jamás nos permitirá salir de esa ignorancia descomunal, causa de todas las desgracias que padece la humanidad.
No existen reyes magos que regalen nada que no nos cueste de antemano un impuesto para la monarquía, ni santas claus que no se olviden de África y del todos los países tercermundistas. Somos buenos y generosos por naturaleza, demostrar esa bondad y esa generosidad es un ejercicio que necesita un mantenimiento diario.

Creo y deseo creer , que el ser humano no ha nacido para conquistar la tierra, estúpida manifestación de superioridad respecto de quien nos acoge y nos tolera, si no más bien para reconquistarnos a nosotros mismos después de la pérdida de la dignidad humana y la libertad de ser, cada uno, un a cifra única sumada al total.
En esa unicidad están implícitas todas las bondades y maldades que nos pertenecen por experiencias y resultados vividos, y con la capacidad innata que nos permite diseccionar y analizar el porque de todo, deberíamos, a estas alturas de la vida, haber aprendido a solucionar los dramáticos estados que nos están conduciendo a una extinción total de nuestra naturaleza y nuestro soporte,el planeta.
Tantas navidades como años ,después de engendrar un dios al que tememos y sodomizamos, un dios confeccionado a nuestra imagen y semejanza al que poder atribuirle todos los desastres y todos los milagros. Un ídolo al que veneramos sin respetar lo que establecimos como sus leyes, leyes que a su vez quebrantamos por ser difíciles de cumplir en este mundo, donde se utilizan como arma de opresión y reducción.




Es bueno que por unos días al año, ese dios al que crucificamos, renazca simbólicamente para regenerar nuestro estado perjudicado y lastimado por nuestras ignorancias . Es bueno que después de celebrar su nacimiento celebremos también su muerte y que año tras años nos alimentemos con la esperanza de un mundo mejor donde un juicio final nos pondrá a todos en su sitio, por escalas sociales y rendimiento físico.
Es malo que sigamos pensando que todo se resuelve con una dosis de paz administrada una vez al año, con un ejercicio de meditación alterado por el alcohol y las comilonas, el despilfarro y los excesos. Es malo dejar en reposo letal el ejercicio mental de descubrirnos y analizarnos, sometiéndonos a las leyes imperativas que nos obligan a ser más robots sumisos que leones enfurecidos.
Bien por las navidades, que adulteran nuestros sentidos, bien por la ficción fraterna que nos hace mas incrédulos y reacios a realidades, mientras sigamos narcotizados no podremos despertar del miedo y ser navideños por un espacio de tiempo interminable.

No está en mi ánimo envenenaros con una pócima negativa ese corto espacio de tiempo que llevamos esperando todo el año, para sacar a flote la mejor parte de nosotros, esa que ocultamos el resto de los días. Mas bien intento que sean lo más intensas posibles ,tanto, que se nos queden genéricamente inculcadas y no fraccionemos ese estado de bienaventuranza en espacios de tiempo de corta duración.
 Deberíamos pensar en esos hermanos de vida que desconocen el espíritu de la navidad porque hemos seccionado su espíritu sin vacilaciones, dejándolos en un punto y aparte de nuestra consciencia ,impidiéndoles el crecimiento y la manutención, desterrandoles de nuestro dios, esgrimiendo nuestras culturas como arma para mantenerlos al margen de lo divino y lo humano.
La divinidad es cósmica y pertenecemos a ella, somos ese átomo consciente que nos libera de la bestialidad ,que nos permite a través del pensamiento discernir y ser capaces de crear un mundo donde la navidad sea de todos y para todos un eterno estado de paz y bienestar.

Solo os deseo lo mejor para siempre.





4 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

HERMOSA DISECCIÓN DE LA NAVIDAD...
COMO DIJO EL FILÓSOFO "HUMANO, DEMASIADO HUMANO", ESO SOMOS, AUNQUE ALGUNOS SE CONSIDEREN MAS ALLÁ DE NOSOTROS, COMO NUESTROS GOBERNANTES.
TU, AMIGA HAS DICHO TODO, TE ABRAZO Y DEJO MIS BUENOS DESEOS A TI Y TU QUERIDA FAMILIA

genetticca dijo...

Gracias Amalia. un abrazo

maria candel dijo...

Querida Gene, que bueno verte de nuevo en circulación y reflexionando sobre las pequeñas y las grandes cosas de la vida que a todos nos suceden, y tu magistralmente reflejas en tus escritos.
Amiga, te deseo Felices Días y que duren todo el año y el mayor tiempo posible...
Un gran abrazo

Josep dijo...

Estimada Gene, crec que els humans a què et refereixes som tan masoquistes que encara sabent i admetent el que ens dius seguirem comprant per comprar i menjant per menjar.
Ah!! Sobretot no oblidis que al pessebre hi ha d'haver hi un caganer

http://www.youtube.com/watch?v=UECBtWLpAyI

Et desitjo mots anys de felicitat.
Un petó.