jueves, 7 de noviembre de 2013

UNA GRAN MIERDA.CON PERDÓN



Que porque?
Por numerosas razones que trataré de exponer sin herir ni maltratar genero  alguno ni persona que se identifique con el parentesco.
Aquello que comemos debe por fuerza ser eliminado, después de repartir beneficios y energías por los órganos, vísceras, cueros y sangre.
El sistema de eliminación no está sujeto a clases ni dinastías, reyes ni plebeyos. Todo el mundo come por la boca y elimina por el ano, que viene a ser la terminación del conducto canalizador de heces y desechos.
No hay finuras ni requisitos, la acción exige esfuerzo y a veces restriñimientos. Nadie puede presumir de finuras ni composturas. La necesidad es vital, omitirla equivale a perecer, reventar, o lo que es peor, morirse tan lleno de mierda que ni los gusanos saquen partido del propio excremento.
Es un tema que habitualmente se elude, nadie quiera hablar de ello, pero siempre andamos con la mierda en la boca cuando, enojados, queremos demostrar un exceso de porquería.
El procedimiento exige determinados requisitos, el principal, poder hacerlo tranquilamente en casa, sin perturbaciones ni reparos. Pero  en algunas necesidades fisiológicas el cuerpo no tiene el autocontrol, uno puede esperarse para comer, si tiene hambre, para dormir si tiene sueño; se puede posponer la autorrealización, pero no se puede retener un desecho cuando éste oprime el resto de toda la sensatez humana.
La acción garantiza la igualdad, junto con el nacimiento y la muerte. Nadie, por más perfecto, maravilloso, magistral, distinguido, formal, espiritual, conceptual, monarcal, eclesiástico o simio, escapa a la humillante pero imprescindible acción de defecar.
Visto con mal gusto podríamos decir que cagar es el  gusto que más placer proporciona, después o…quizás antes incluso que el sexo; y por supuesto más que el propio comer o dormir, acciones éstas que serian imposibles sin un buen desagüe; el disgusto mayor cuando no podemos darnos ese gusto y el desequilibrio de toda la humanidad si no expulsáramos lo que ingerimos para sustentar esa cloaca que en definitiva llevamos dentro.
El tema no es ético, no tiene aceptación;  el cura no habla de ello en sus sermones, pero sin embargo intenta que expulsemos la mierda ancestral que nos reduce al primitivismo a base de sustentar nuestra moral con estreñimientos.



Los políticos, jamás hablan de ella en las cortes, pero nos involucran con los excrementos a raíz de sus acciones, se limpian los traseros con nuestras peticiones y encima nos vacunan contra posibles diarreas sin su consentimiento.
Solo el doctor se atreve sutilmente a admitir que en nuestro interior existen depósitos que deben vaciarse para mantener una salud en perfectas condiciones, incluso nos pide una muestra para convencerse y, sin reparos, nos receta la ingestión de verduras y fibra, para una mejor disposición de la deposición.

Vivimos, con perdón, en un mundo de mierda que no sabe donde depositar sus desechos, que fomenta la malnutrición y evita a  toda costa hablar del tema por temor a ensuciarse la boca, a empalagarse las encías y deformar la lengua.
La mierda, con perdón, es el abono que fomenta futuras ingestiones, que hace crecer los alimentos que más tarde comeremos y vuelta la rueda a girar; comemos lo que desechamos, somos lo que ingerimos, enfermamos cuando alteramos, morimos cuando no saciamos y nos convertimos en alimento universal cuando nos extinguimos.



La mierda, sin perdón, transpira gas, se fosiliza y sigue siendo útil para movilizar la monstruosa y gigantesca máquina mundial. La mierda, sin perdón,  se materializa y adquiera las formas más diversas, se  trueca en dinero y mantiene el poder bajo su pestilente capa de buenas apariencias, de palabrería sucia, de furcias desgastadas por su oficio de compraventa de la carne; de iglesias donde la mierda supura dioses malvados cuyas exigencias nos obligan a no ver nada  más allá de la propia mierda; de mafias tendenciosas que esgrimen vendettas impregnadas en cocaína; de sanidades insanas que fabrican dopas para enriquecerse a costa de nuestros padecimientos; de políticos corruptos que nos hacen tragar sus heces y encima esperan que eructemos de gusto; mierda en los labios sin besos, en lenguas sin saliva, en penes y vaginas responsables de la exaltación de la mierda, en la contracultura, la intelectualidad de los ignorantes, la repetición de las mismas cagadas históricas, el secuestro de la belleza, la exterminación de la pureza, el contenido de lo incontenible, el desgaste humano, la sociología, el rendimiento, la explotación, marginación, intoxicación, humillación…mierda y más mierda.






1 comentario:

Montserrat Sala dijo...

Passava per aquí hi he pensat,veient que el tue texte no tenia cap comentari, s'hem acudit diga.li qelcom a la Teresa. Doncs el meu comentari es aquest: penso que es veritat tot allò que dius. Per la vida es escencial menjar i elminar els resíduus. Qui ho ignora aixó? Perquè tampoc es parla de la mort quan tots sabem que estem condemnats a desapareixer?
Yo penso que com es una cosa que ningú questiona, y es tan ovbi, ningú pert e temps en diseccionar els pormenors d'aquestes realitats quotidianes.
Salutacions