ALICE NEEL |
Que historia la nuestra, que destino más hambriento,
siempre en eterna lucha para sostener el cuerpo. Diríase que el
planeta entero padece hambre de canibalismo, devorando la propia
materia con que se sustenta.
Una madre tras otra pariendo generaciones, hombres y
mujeres batallando por amores que reclaman más vida; siglos, edades,
tiempos que transcurren enterrando a sus muertos en espacios
reducidos, justo la medida de un cuerpo.
Permanencia de huesos que amarillean en la penumbra,
vacíos de tuétano, raídos y secos. Testimonio calcáreo sin
conciencia de haber sido, ocupando un espacio de silencio entre los
vivos, sustentando la permanencia de sus recuerdos.
Finalidad humana sin finalidad alguna; acaso tenga un
fin concreto esta existencia nuestra, tan costosa y delimitada; acaso
seamos portadores de existencias pasadas que vivieron en otras
galaxias, en otros espacios dentro de un espacio común, lugares
extinguidos que envejecieron solos sin dejar más huella que la
nuestra.
ALICE NEEL |
Identidades con idénticas anatomías, cuerpos que se
sustentan con la fe y el egoísmo, con la esperanza y la mentira,
rellenos de maquinaria, quemando constantemente combustible, cada vez
más costoso, cada vez más escaso.
Ojos y bocas, oídos, orificios nasales, anos,
vaginas y penes. Entrada y salida de flujos y necesidades.
Paladares que saborean sangre, narices que aspiran
aire y resuellan miedo; bocas que hablan y profieren gritos, oídos
que permanecen sordos al grito de las bocas; ojos que devoran
paisajes inalcanzables, miradas perdidas en alguna razón sin lógica.
Anos que vacían materias desechables, combustión de
la lucha que sustenta la vida. Vaginas que reciben penes, penes que
inyectan, involucrándose en un juego de placeres y supervivencias.
Una tras otra las vidas se suceden: nadie
recuerda más allá de esos apellidos que tuvieron rostro, esos
rasgos que nos cedieron nuestra anatomía, esas características que
nos confieren una imagen diferente entre un sinfín de imágenes
comunes.
Uno solo no cuenta para nada, un insignificante átomo
tampoco. Es el conjunto la unión, el acoplamiento, la diversidad, el
complemento; la minuciosa elección de la caprichosa casualidad que,
incansable, diseña y elabora a cada segundo un nuevo soplo de
inteligencia viva.
Tan difícil es la supervivencia como el
entendimiento común. En cada rasgo humano existe un rasgo primitivo,
un origen, un inicio de sospechosa procedencia, un comportamiento
común que nos hace hermanos y enemigos, diferencias que nos separan,
razas que nos seleccionan, perpetuidades que nos humillan, potencias
que nos aplastan, sociedades que nos distinguen, religiones que nos
sacrifican, leyes y tabúes, discriminaciones, intolerancias, acosos
y derribos, recuperaciones y pérdidas.
ALICE NEEL |
Todo históricamente
gravado, perpetuado en la memoria del tiempo, en el transcurso de las
horas que restan y multiplican vidas.
Difícil averiguar de dónde venimos si
ni tan siquiera sabemos porque estamos ni donde nos dirigimos.
Difícil coincidir en un todo cuando las experiencias
nos ofrecen perspectivas diferentes, puntos de vista dispares,
analogías sin coincidencia. Todos necesitamos lo mismo, pero el
camino para conseguirlo exige bifurcaciones. Llegar… ¿Dónde?
¿Acaso sabemos cuál es la dirección correcta?
¿Alguien puede demostrar con certeza ser el poseedor
de la verdad?
Existen tantas verdades como mentiras, tantos caminos
como vidas, tantos desacuerdos como incidencias, tantas posibilidades
como objeciones, tantos y tantos y tantos….
Falta tiempo, una sola vida, con tanto trabajo para
sustentarla, no deja demasiado espacio para ser vivida. Pero si
tuviésemos diez vidas y conciencia de las anteriores, la tarea sería
la misma, el cuerpo exige su ración diaria, el cuerpo no tolera el
desgaste corrosivo ni la oxidación permanente, el cuerpo exige todas
las atenciones, del cuerpo depende incluso el equilibrio emocional.
Y de repente el hombre se ennoblece emergiendo de la
materia, tomando forma de vida, emulando la belleza, creando materia
con su alma. Nace del arte y en el arte se identifica. Crea y
compone, sonidos, formas, gestos, palabras. Emite y recibe, trasmite
y expande.
Nace de un ser dentro de un ser, se eleva y sueña,
edifica y permanece. Se inspira en la propia vida con sus deformes e
informes, refleja su estado como mente, su idea como idealismo, se
crece y reduce, amplia su consciencia y en algún lugar del universo
el objetivo de la vida se eterniza.
ALICE NEEL |
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